China intensifica su ofensiva regulatoria contra empresas tecnológicas de EE.UU. en medio de tensiones con Trump

 

Pekín, China. — En un nuevo capítulo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el gobierno de Xi Jinping ha desplegado una serie de medidas regulatorias y comerciales que apuntan directamente a empresas tecnológicas estadounidenses, coincidiendo con un incremento de la presión económica del presidente Donald Trump hacia el gigante asiático.

La Administración Estatal de Regulación del Mercado (SAMR), principal organismo antimonopolio de China, anunció una investigación contra Qualcomm, fabricante estadounidense de semiconductores, alegando que la empresa no notificó adecuadamente la adquisición de Autotalks, una firma israelí especializada en transporte inteligente. El anuncio se produjo justo después de que Washington intensificara sus restricciones comerciales a Pekín, lo que sugiere un nuevo giro en la estrategia china de represalias selectivas.

En paralelo, el Ministerio de Transporte impuso nuevas tasas de atraque a buques estadounidenses, mientras que el Ministerio de Comercio anunció controles más estrictos a la exportación de minerales de tierras raras, cruciales para la industria tecnológica global.

Analistas internacionales consideran que estas medidas forman parte de una estrategia más amplia de Pekín para fortalecer su soberanía tecnológica y reducir su dependencia de empresas estadounidenses como Google, Nvidia y Qualcomm, todas bajo escrutinio de la SAMR en los últimos meses.

La ofensiva regulatoria de China no solo responde a la escalada comercial impulsada por Trump, sino que también busca reforzar su posición en sectores estratégicos como la inteligencia artificial, los semiconductores y los vehículos inteligentes, áreas clave para el desarrollo económico y militar del país.

Según expertos como Angela Zhang, autora de Chinese Antitrust Exceptionalism, las investigaciones antimonopolio chinas “sirven tanto como palanca en la guerra comercial como mecanismo de seguridad de la cadena de suministro”, permitiendo a Pekín “matar dos pájaros de un tiro”.

Con estas acciones, el gobierno chino deja claro que sus reguladores ya no son simples árbitros del mercado, sino instrumentos activos en una batalla geopolítica que redefine el equilibrio global del poder tecnológico.

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