En el segundo día consecutivo de enfrentamientos armados entre Tailandia y Camboya, al menos 16 personas han perdido la vida, en la confrontación más grave entre ambos países en más de una década. Los combates, que involucran intercambio de artillería pesada y bombardeos con cohetes, se han desarrollado en al menos seis puntos a lo largo de la frontera disputada.
El Ministerio de Salud Pública de Tailandia reportó 14 muertos, entre ellos 13 civiles y un soldado, además de más de 45 heridos. Por su parte, autoridades en la provincia camboyana de Oddar Meanchey confirmaron un fallecido y cinco heridos por ataques tailandeses. El primer ministro interino de Tailandia advirtió que la situación podría derivar en una guerra, aunque por ahora se mantiene confinada a la zona fronteriza.
Tailandia utilizó aviones F-16 para bombardear objetivos militares en Camboya en una operación calificada como “defensa táctica”. Camboya denunció una “brutal agresión militar” y reafirmó su derecho a defender su soberanía territorial. En ambas zonas, miles de civiles han sido desplazados: más de 100,000 en Tailandia y alrededor de 20,000 en Camboya, enfrentando escasez de recursos y condiciones precarias.
El conflicto revive viejas tensiones originadas durante la época colonial y mantiene el foco en la disputa territorial sobre el templo de Preah Vihear. La crisis también ha afectado las relaciones diplomáticas, con expulsiones mutuas de diplomáticos y un llamado a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para buscar una solución pacífica.
La ONU ha manifestado su preocupación y ha pedido una desescalada inmediata del conflicto para evitar una mayor tragedia humanitaria en la región.
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