Los Ángeles.– En una serie de publicaciones en redes sociales que han captado la atención de millones, Justin Bieber ha compartido un retrato íntimo y complejo de su estado emocional actual. El cantante canadiense de 31 años reveló mensajes privados en los que expresa frustración, dolor y el deseo de establecer límites personales, al tiempo que enfrenta el escrutinio constante de la fama.
“Pedirle a una persona traumatizada que no esté traumatizada es simplemente cruel”, escribió Bieber en una conversación privada publicada en Instagram. Esa frase marcó el fin de una amistad con una persona no identificada, cuyo trato llevó al artista a tomar distancia de manera definitiva. En ese mismo intercambio, Bieber subrayó que su ira no es un defecto, sino una reacción legítima al dolor que ha vivido. “Nunca reprimiré mis emociones por alguien… Mi ira es una respuesta al dolor que he atravesado”, declaró antes de concluir con una frase tajante: “Esta amistad se terminó oficialmente”.
Las publicaciones, que coincidieron con el Día del Padre, incluyeron también una selfie con su esposa Hailey y su hijo recién nacido, Jack Blues Bieber. “Soy un papá con el que no se debe jugar”, escribió en tono orgulloso. La celebración familiar contrasta con el tono de introspección que ha dominado sus recientes declaraciones públicas.
En otras publicaciones, Bieber expresó molestia hacia quienes le aconsejan que “sane” o “se arregle”. “¿No creen que si pudiera haberme arreglado ya lo habría hecho?”, escribió. Reconoció tener problemas de ira y sentirse agotado emocionalmente tras años de tratar de adaptarse a las expectativas externas. “Intenté hacer el trabajo toda mi vida para ser como las personas que me decían que necesitaba arreglarme… Y eso solo me hace sentir más cansado y más enojado”.
El artista también habló sobre su conexión con la fe. “Jesús es la única persona que me mantiene queriendo hacer mi vida sobre los demás porque, honestamente, estoy agotado de pensar en mí mismo últimamente”, comentó.
Las reflexiones de Bieber llegan en medio de cambios significativos en su entorno profesional. El cantante se separó de su mánager de toda la vida, Scooter Braun, y ha experimentado la salida de otros miembros de su equipo. Aunque surgieron rumores sobre problemas financieros, sus representantes lo negaron tajantemente y criticaron el constante escrutinio público sobre su salud física y mental.
En marzo, Bieber ya había ofrecido una mirada profunda sobre el impacto de crecer bajo los reflectores. “Siempre me decían de niño que no debía odiar… Pero eso me hizo sentir que no podía odiar y, por eso, no le conté a nadie que lo sentía. Me hizo sentir como si me estuviera ahogando”, compartió, subrayando la importancia de reconocer emociones incómodas como el odio, para poder realmente procesarlas.
Ante la preocupación de sus seguidores, el cantante pidió espacio. “Dejen de preguntarme si estoy bien. Dejen de preguntarme cómo estoy. Yo no les hago eso porque sé cómo es la vida para todos nosotros. Es difícil”, escribió. Añadió que, más que preocupación, percibe en esas preguntas una presión adicional. “Su preocupación no se siente como cuidado. Es solo opresivo y raro”.
Las declaraciones de Justin Bieber han generado una ola de reacciones en redes, con mensajes de apoyo, críticas y llamados a la reflexión sobre la salud mental de las figuras públicas. El artista continúa redefiniendo su espacio personal y emocional en un entorno donde la privacidad parece cada vez más inalcanzable.
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