EEUU ordena salida de personal no esencial de su embajada en Bagdad ante creciente tensión regional


 El Departamento de Estado de Estados Unidos se prepara para ordenar la salida de todo el personal no esencial de su embajada en Bagdad, Irak, debido al riesgo de disturbios regionales, informaron este miércoles funcionarios estadounidenses bajo condición de anonimato. La decisión se enmarca en un contexto de creciente tensión en Medio Oriente, vinculado principalmente al estancamiento de las conversaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán.

Aunque la embajada en Bagdad ya operaba con personal reducido, esta medida forma parte de una estrategia preventiva ante posibles escenarios de conflicto. Adicionalmente, el Departamento de Estado autorizó la salida voluntaria de personal no esencial y familiares en las embajadas de Bahréin y Kuwait, permitiendo a estos empleados decidir si abandonan los respectivos países.

El Pentágono también se ha declarado listo para respaldar una eventual evacuación del personal estadounidense en Bagdad, en caso de que la situación se deteriore rápidamente.

El aumento de la tensión se produce mientras la Junta de Gobernadores del Organismo Internacional de Energía Atómica se dispone a votar una resolución de censura contra Irán, lo que podría activar mecanismos para restablecer sanciones de Naciones Unidas conforme al acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Teherán y las potencias mundiales.

En respuesta a estos movimientos, la misión de Irán ante las Naciones Unidas publicó en redes sociales que las “amenazas de fuerza abrumadora no cambiarán los hechos” y reiteró que su país no busca desarrollar un arma nuclear. Por su parte, el ministro de Defensa iraní, general Aziz Nasirzadeh, declaró que, aunque esperan resultados positivos en el diálogo, Irán está preparado para responder militarmente si fuera necesario, afirmando que todas las bases estadounidenses en la región están al alcance de sus fuerzas.

En paralelo, el Centro de Operaciones Comerciales Marítimas del Reino Unido emitió una advertencia a los navegantes en el Golfo Pérsico, el Golfo de Omán y el Estrecho de Ormuz sobre el riesgo de una posible escalada militar que podría afectar directamente a la seguridad marítima, aunque no mencionó a Irán específicamente.

Las autoridades estadounidenses continúan monitoreando la situación mientras crece la preocupación por una posible desestabilización de la región, con impactos directos sobre el personal diplomático, las fuerzas armadas desplegadas y las rutas comerciales internacionales.

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