La Universidad de Harvard denunció como una acción ilegal y perjudicial la reciente decisión del gobierno de Donald Trump de revocar su autorización para inscribir a estudiantes internacionales, una medida que afecta directamente a unos 6.800 alumnos extranjeros que representan el 27% de su matrícula total.
Jason Newton, director de relaciones con los medios de la universidad, confirmó la recepción de la carta enviada por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), en la que se informa la cancelación de su certificación en el Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVP). Según Newton, la medida amenaza con causar un daño significativo a la comunidad universitaria y al país, comprometiendo la misión académica, científica y cultural de la institución.
Harvard destacó que su excelencia académica depende en gran parte de la diversidad internacional de su comunidad, que incluye estudiantes provenientes de más de 140 países. Además de contribuir a la riqueza cultural del campus, estos alumnos sostienen financieramente a la universidad y participan activamente en proyectos clave de investigación en áreas como salud pública, ciencias e ingeniería.
“Continuaremos acogiendo a estudiantes y académicos internacionales. La diversidad de nuestra comunidad es esencial para nuestra excelencia académica”, declaró Newton, adelantando que la universidad evalúa una nueva acción judicial para revertir la decisión antes del inicio del próximo ciclo académico.
La medida fue oficializada por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, quien en su carta a Harvard justificó la decisión alegando un entorno inseguro en el campus, vinculando a la universidad con manifestaciones antisemitas y supuestos contactos con el Partido Comunista Chino. En un comunicado posterior, el DHS indicó que los estudiantes internacionales deberán transferirse a otras instituciones o perderán su estatus legal en Estados Unidos.
Desde la comunidad académica, la respuesta ha sido de rechazo generalizado. Diversas organizaciones civiles, expertos y líderes del ámbito educativo han advertido que esta acción sienta un precedente peligroso, vulnera la autonomía universitaria y pone en riesgo la reputación global del sistema de educación superior estadounidense.
Leo Gerden, estudiante sueco y activista por los derechos de estudiantes internacionales, expresó su preocupación en declaraciones al diario The New York Times: “Una Harvard sin su diversidad internacional no será la misma. La administración Trump nos está usando como fichas de póker. Es extremadamente peligroso”.

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