La relación entre El Salvador y México se tensó luego de las recientes declaraciones del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, sobre la situación de seguridad en territorio mexicano. A través de su cuenta en la red social X, Bukele cuestionó la capacidad de México para controlar la violencia en varios de sus estados, sugiriendo que con sus recursos y población deberían poder resolver el problema de forma más efectiva.
El mandatario salvadoreño, conocido por su política de mano dura contra las pandillas, comparó la población de El Salvador con la de 28 de los 32 estados mexicanos, asegurando que cada uno de esos estados tiene una población igual o menor que la de su país. "¿Por qué, entonces, no pueden resolver el tema de la seguridad en un solo estado con menos habitantes que El Salvador, teniendo los recursos de un país con 130 millones de habitantes?", cuestionó Bukele en su publicación. Además, recomendó a México empezar resolviendo el problema de seguridad en un estado y continuar sucesivamente hasta abarcar los 28 estados menos poblados.
La reacción del gobierno mexicano no se hizo esperar. La presidenta Claudia Sheinbaum respondió durante su conferencia de prensa matutina, pidiendo respeto para México y destacando que la diplomacia debe estar basada en el respeto mutuo. "Él fue electo por su pueblo, pero al mismo tiempo pedimos respeto para México. Respeto, siempre respeto. Es la característica de la diplomacia", señaló la mandataria, evitando profundizar en el debate.
Sheinbaum reconoció la complejidad del problema de inseguridad en México, pero descartó entrar en polémicas con Bukele sobre el tema. "No voy a entrar en debate con Bukele. La verdad, podríamos aquí hacer todo un debate de la forma en que ellos están afrontando eso", afirmó.
El intercambio de declaraciones se produce en medio de un contexto de creciente preocupación por los niveles de violencia y criminalidad en México, en contraste con la drástica reducción de homicidios que El Salvador reportó en 2023 bajo la gestión de Bukele. No obstante, las políticas del presidente salvadoreño también han generado críticas de organismos internacionales por posibles violaciones a los derechos humanos bajo el régimen de excepción instaurado en su país.
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