Al menos 46 personas, en su mayoría mujeres y niños, murieron en un ataque aéreo llevado a cabo por el ejército de Pakistán en la provincia afgana de Paktika, según denunció el gobierno talibán de Afganistán. El incidente, que también dejó seis heridos, ha intensificado las tensiones entre ambos países vecinos.
Hamdullah Fitrat, portavoz adjunto del gobierno afgano, informó que los bombardeos impactaron cuatro localidades cercanas a la frontera con Pakistán la noche del martes. Por su parte, Enayatullah Khowrazmi, portavoz del Ministerio de Defensa afgano, calificó el ataque como una agresión flagrante y aseguró que Afganistán responderá a lo que considera una acción cobarde.
Desde Pakistán, un funcionario anónimo confirmó que el objetivo del ataque fue un campamento del grupo insurgente Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP), que ha intensificado sus ataques en territorio paquistaní. El TTP, aunque comparte nombre con los talibanes afganos, no está directamente vinculado al gobierno de Kabul.
El ataque ocurrió días después de que el TTP se atribuyera un atentado en Waziristán del Sur, Pakistán, que dejó 16 miembros de las fuerzas de seguridad muertos. Según el gobierno afgano, muchas de las víctimas del bombardeo en Paktika eran refugiados originarios de esa región, lo que añade una dimensión humanitaria al conflicto.
En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores afgano convocó al encargado de negocios de Pakistán en Kabul y presentó una protesta formal, acusando a Pakistán de violar el espacio aéreo mientras mantenían conversaciones diplomáticas en Kabul.
Este episodio no es aislado. En marzo, Pakistán reconoció operaciones aéreas en Afganistán, justificándolas como medidas antiterroristas. Los talibanes, en ese momento, denunciaron que los ataques afectaron zonas civiles y respondieron con acciones militares en la frontera.
Desde que los talibanes asumieron el poder en 2021, las tensiones fronterizas han ido en aumento. Islamabad acusa a Kabul de albergar a grupos insurgentes como el TTP, una acusación que el gobierno afgano rechaza.
El ataque más reciente refleja la creciente presión sobre ambos gobiernos, con Afganistán advirtiendo posibles represalias y Pakistán enfrentando desafíos en sus áreas tribales fronterizas. La crisis bilateral continúa escalando, amenazando la estabilidad regional.
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