La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este miércoles la Ley Laken Riley, que exige la detención de inmigrantes no autorizados acusados de robo y delitos violentos. Esta ley, que ahora espera la firma del presidente Donald Trump, marca un hito en la agenda migratoria del gobierno, con el apoyo de una facción bipartidista que se alineó con los planes del mandatario para reprimir la inmigración ilegal.
La ley lleva el nombre de Laken Riley, una estudiante de enfermería de Georgia que fue asesinada el año pasado por un inmigrante venezolano. Esta legislación refleja cómo el debate sobre la inmigración ha virado hacia la derecha tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, destacando una clara postura republicana en la seguridad fronteriza. Con 263 votos a favor y 156 en contra, la ley fue aprobada rápidamente, mostrando el creciente consenso bipartidista en torno a la reactivación de políticas más estrictas de inmigración.
A pesar de su aprobación, el proyecto de ley plantea desafíos logísticos y financieros, como el aumento de las capacidades del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE), aunque no incluye fondos adicionales. Además, la ley otorgaría a los estados la capacidad de impugnar decisiones federales de inmigración, lo que podría generar más conflictos legales.
Críticos del proyecto señalan que la falta de financiación directa y los costos asociados podrían llevar a una mayor polarización en la política migratoria, al mismo tiempo que se desvían recursos de otras áreas prioritarias. Se estima que la implementación de la ley podría costar hasta 83.000 millones de dólares en los próximos tres años, con un aumento masivo en la infraestructura de detención y deportación.
Con esta aprobación, la administración de Trump reafirma su compromiso con la seguridad fronteriza, aunque la implementación y los detalles de financiamiento seguirán siendo puntos de discusión en el Congreso.
0 Comentarios