La llegada de la pandemia del coronavirus enfrenta a América Latina a sus peores fantasmas. El impacto aún es relativo, en comparación con Europa o Asia, pero la secuencia es tan similar y el anuncio de la llegada del asteroide tan estruendoso, que casi todos los Gobiernos ya se han puesto en lo peor. Incluso los dirigentes más escépticos, prudentes o desconfiados, por convicción o por necesidad, ya dan su brazo a torcer. El coronavirus se instalará en los próximos días y semanas en una región con muchas carencias. Lo hará además en lugares donde, a diferencia de lo visto en el resto del mundo, el Estado no existe y dificulta aún más la lucha contra el contagio.
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