El Jardín Esencial / artículo Opinión Jesús Antonio Fernández Olmedo.


 Érase una vez dos Jardineros cada uno con sus respectivas tierras.

Uno de ellos había plantado árboles en su terreno y los regaba todos los días.

El otro sólo de vez en cuando y muy de tarde en tarde.


Ocurrió un día que llegó un vendaval catastrófico y arrasó con los árboles y plantas del señor que los regaba diariamente y el que sólo muy de tarde en tarde  quedaron intactos.

¿Qué había pasado? 


Nada, solamente los árboles que eran poco regados desarrollaron raíces profundas que pudieron resistir el vendaval.


Hay una serie de virtudes y capacidades que desarrollamos solo en la adversidad y con dolor, el ser humano en una vida cómoda no avanza.

 

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